CATEDRAL

CATEDRAL

Capilla de San Fructuoso en la Catedral de Tarragona:

Capilla renacentista hecha construir por el arzobispo Joan Terès y proyectada por el arquitecto Pere Blai. Las imágenes de los santos mártires son obra de Benet Baró a inicios del siglo XVII. En el altar se conservan las reliquias de los santos mártires. Estas reliquias, provenientes de San Fruttuoso di Capodimonte (Ligúria Italiana) fueron dadas por la Iglesia de Génova a la Iglesia de Tarragona en tiempo del cardenal de Arriba y Castro con motivo del XVII centenario del martirio de los santos. También del mismo momento de este centenario son las pinturas parietales de Hermini Sentís, que representan la historia de los mártires y la translación de las reliquias en Italia por san Próspero, último obispo de la Tarragona visigótica. La capilla tiene una cripta donde hay enterrados el Cardenal de la Paz, Francesc d´Assís Vidal y Barraquer (1919-1943), y el arzobispo Josep Pont y Gol (1970-1983). En la misma cripta se erige la memoria del obispo auxiliar Manuel Borràs, martirizado el año 1936.

En la época de santo Fructuoso, en este espacio, se ubicaba el área sagrada del Concilium Provinciæ, presidida por el templo de Augusto. Aunque ignoramos el lugar exacto donde se produjo el juicio y condena de los mártires tarraconenses, el gran complejo del Concilium Provinciæ podría haber sido el escenario de este proceso. En este espacio son especialmente evocadoras las palabras de las Actas:

El gobernador Emiliano dijo a Fructuoso:
¿»Ya has oído decir qué han mandado los emperadores»?

Fructuoso dijo:
“No lo sé, qué han mandado; yo soy cristiano.”

El gobernador Emiliano dijo:
«Han mandado adorar a los dioses.»

Fructuoso dijo:
«Yo adoro a un solo Dios, que hizo el cielo y la tierra, y el mar y todas las cosas que hay en ellos.»

Emiliano dijo:
¿»Sabes que hay dioses»?

Fructuoso dijo:
«No lo sé.»

Emiliano dijo:
«Ya lo sabrás después.»

Fructuoso giró la mirada hacia Dios y se puso a rogar interiormente.

Emiliano dijo:
«Éstos son de quien se hace caso, éstos son los temidos, éstos son adorados, cuando no se teme a los dioses y no se adora las imágenes de los emperadores.»

El gobernador Emiliano dijo a Augurio:
«No te las escuches, las palabras de Fructuoso.»

Augurio dijo:
«Yo adoro a Dios omnipotente.»

El gobernador Emilià dijo a Eulogio:
¿»Y tú, también adoras Fructuoso?»

Eulogio dijo:
«Yo no adoro en absoluto Fructuoso, sino que adoro lo mismo a quien Fructuoso adora.»

El gobernador Emilià dijo a Fructuoso:
¿»Eres obispo, tú»?

Fructuoso dijo:
«Sí que lo soy.»

Emilià dijo:
«Lo serías.» Y mandó que fueran quemados vivos» (Passio Fructuosi, 2).