MENSAJE DEL PAPA BENEDICTO XVI AL ARZOBISPO DE TARRAGONA

MENSAJE DEL PAPA BENEDICTO XVI AL ARZOBISPO DE TARRAGONA

Al Señor Arzobispo de Tarragona


Mons. Jaume Pujol Balcells

Por medio del Señor Cardenal Julián Herranz, que como muestra de cercanía y cariño me representa como enviado especial, me complace haceros llegar una calurosa saludo, así como también al presbiterio, a los religiosos y religiosas y los fieles de esta querida Iglesia particular, uniendo me acción de gracias al Señor por el Año Jubilar que hoy concluye y con el que se ha querido celebrar el 1750 aniversario del martirio de san Fructuoso, obispo de esta antiquísima sede, y de sus diáconos , San Augurio y San Eulogio.

La conmemoración de estos mártires nos lleva a pensar en una comunidad que, habiendo recibido en los albores del cristianismo el mensaje evangélico transmitido por los Apóstoles, supo confesar, vivir y celebrar su fe sin temor, incluso en un ambiente de incomprensión y de hostilidad. El testimonio de quienes dieron la sangre por Cristo continúa iluminando y fortaleciendo la fe de la Iglesia, ya que indica sin equívocos que el sentido y la plenitud de nuestra existencia, la razón de la esperanza más grande y del gozo más íntimo, es la relación con Dios, fuente de la vida (cf. spe salve, 27).

Con este Año Jubilar, la comunidad eclesial de Tarragona, junto con quienes se han unido, ha tenido una oportunidad privilegiada de apreciar el tesoro que lleva dentro y que debe volver a brillar hoy para dar más esplendor y pregonesa en la vida cristiana en las personas, las familias y las relaciones sociales. Por eso ruego al Señor que este acontecimiento dé nuevos impulsos a una acción pastoral intensa que haga sentir a todos la alegría y la responsabilidad de ser miembros vivos del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, con el mismo vigor y fidelidad de los que son honorados como santos patronos de esta archidiócesis.

Con estos sentimientos, invocando la protección maternal de la Santísima Virgen María sobre los pastores y fieles de Tarragona, les imparto de corazón una especial bendición apostólica, que complacido hago extensiva a todos los que participan en las celebraciones conclusiva de dicho Año Jubilar.

Vaticano, 19 de enero de 2009