CELEBRACIÓN DEL ENVÍO DE LOS CATEQUISTAS
Organizada por la Delegació diocesana de Catequesi, el domingo 28 de septiembre tuvo lugar en Tarragona el tradicional acto del envío de los catequistas, el cual, en esta ocasión revistió caràcter jubilar.
La jornada empezó a partir de las 6 de la tarde en el claustro de la capilla de San Pablo, en el edificio del Seminario Pontificio. Allí se congregaron más de trescientos catequistas de toda la Archidiócesis para asistir a una evocación de Pablo y de Fructuoso frente a la capilla que marca, según la tradición, el lugar donde el apóstol san Pablo predicó en Tarragona. Fueron los encargados de presentar la referida evocación la Sra. Esperanza Amill i Mn. Josep Mateu. Como un catequista más, mezclado entre el público, se hallaba presente al Señor Arzobispo.
Acto seguido, los participantes en el encuentro se trasladaron a la Catedral, donde se les reunieron otros catequistas hasta sumar más de 700 personas, las cuales asistieron a la solemne eucaristia presidida por Mons. Jaume Pujol, arzobispo metropolitano de Tarragona y primado. El prelado concelebró con Mn. Miquel Barbarà, vicario general de la Archidiócesis, i Mn. Xavier Morell, delegado diocesano de Catequesis, y numerosos presbíteros que habían acompañado a los catequistas de sus parroquias.
En su homilia Mons. Pujol dijo que «el catequista es enviado a anunciar i a compartir la Buena Nueva del Evangelio, que él mismo ha recibido». También animó a los catequistas a perseverar en «esta labor apasionante,a la vez que difícil de transmitir y educar en la fe». Igualmente animó «a los padres a apoyar la tarea de los catequistas» y rogó para que «las familias sean un fermento de fe, a fin de que de su seno puedan salir vocaciones a la vida presbiteral».
En el ofertorio de la eucaristía fueron depositados al pie del altar, donde se hallaban las reliquias de los santos mártires Fructuoso, Augurio y Eulogio, once recipientes conteniendo tierra de los once arciprestazgos de la Archidiócesis.
La solemne celebración litúrgica concluyó con la bendición y el envío de los catequistas por parte del Señor Arzobispo.