MISA MULTITUDINÀRIA EN LA CLAUSURA DEL AÑO JUBILAR DE LOS SANT FRUCTUÓS, BISBE, Y AUGURIO Y EULOGIO, DIÁCONOS
La Catedral presentó un aspecto magnífico. La nave central y las laterales, llenas a rebosar con más de 2.000 fieles. La misa, presidida por Su Eminencia Mons. Julián Herranz, Cardenal de la Iglesia romana y enviado extraordinario de Su Santidad el Papa para la clausura del Año Jubilar de san Fructuoso, obispo, y san Augurio y san Eulogio, diáconos. Las máximas autoridades civiles del territorio y de todo el país, con el presidente de la Generalitat de Cataluña, José Montilla, a la cabeza, estaban presentes en el acto.
La ocasión, sin duda, se lo merecía: el domingo, 25 de enero, a las 5 de la tarde, Tarragona dijo adiós al Año Jubilar conmemorativo del 1750 aniversario del martirio de los tres santos tarraconenses que, desde el pasado 21 de enero del 2008, se ha celebrado en la ciudad. Han sido doce meses en los cuales se han sucedido una serie de actos litúrgicos, culturales y artísticos.
La ceremonia empezó puntual con un canto muy antiguo llamado Laudes Hincmari y con el cierre de la puerta principal de la Catedral, como símbolo de Porta Sancta, que llevó a cabo el Sr. Cardenal, ayudado por dos diáconos, después de haber escuchado las palabras de bienvenida y de saludo que dirigió Mons. Jaume Pujol, arzobispo de Tarragona, quien tuvo un sentido y emocionado recuerdo por las víctimas del temporal que el día antes asoló Cataluña, muy especialmente para los jóvenes de Sant Boi de Llobregat.
Antes de empezar la misa, Mn. Miquel Barbarà, vicario general de la archidiócesis y presidente de la comisión ejecutiva del Año Jubilar, leyó a los presentes el mensaje, firmado de puño y letra del papa Benedicto XVI, con gozo, agradecimiento y sorpresa, porque no se esperaba que hubiera este mensaje: “La conmemoración de estos mártires nos lleva a pensar en una comunidad que, habiendo recibido en los albores del cristianismo el mensaje evangélico transmitido por los Apóstoles, supo confesar, vivir y celebrar su fe sin temor, incluso en un ambiente de incomprensión y de hostilidad. El testimonio de los que dieron la sangre por Cristo continúa iluminando y fortaleciendo la fe de la Iglesia, ya que indica sin equívocos que el sentido y la plenitud de nuestra existencia, la razón de la esperanza más grande y del gozo más íntimo, es la relación con Dios, fuente de la vida. Con este Año Jubilar, la comunidad eclesial de Tarragona, juntamente con los que se han unido, ha tenido una oportunidad privilegiada de apreciar el tesoro que lleva dentro y que ha de volver a brillar hoy para dar más esplendor y profundidad a la vida cristiana en las personas, las familias y las relaciones sociales. Por esto, ruego al Señor que este acontecimiento dé nuevos impulsos a una acción pastoral intensa que haga sentir a todos la alegría y la responsabilidad de ser miembros vivos del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, con el mismo vigor y fidelidad de los que son honrados como santos patrones de esta archidiócesis. Con estos sentimientos, e invocando la protección maternal de la Santísima Virgen María sobre los pastores y fieles de Tarragona, les imparto de corazón una especial bendición apostólica, que complacido hago extensiva a todos los que participan en las celebraciones conclusivas del susodicho Año Jubilar”. Fue un mensaje que emocionó a los presentes.
Durante toda la solemne Eucaristía, Mons. Julián Herranz se expresó en catalán hasta la homilía, en donde cambió a la lengua hermana, el castellano, porque como dijo: “Mi pobre pronunciación heriría vuestros oídos, y no quiero añadir un martirio más al de los protomártires de Tarragona”. El esfuerzo que hizo el prelado para hablar en catalán fue un gesto muy apreciado por todos los fieles. Mons. Herranz manifestó una idea en la cual se establecían vínculos con otra expresada antes de comenzar la ceremonia por el presidente de la Generalitat de Catalunya, José Montilla, en una intervención ante los medios de comunicación encargados de cubrir la clausura del Año Jubilar. “¡Qué hermoso es, queridos hermanos, considerar una vez más las profundas raíces que tiene la fe cristiana en la cultura, la historia y las estructuras sociales de Cataluña, de España y de Europa!”, dijo el Sr. Cardenal. “Es importante, en tiempos de dificultades como el que estamos viviendo, poner de relieve los valores compartidos por la sociedad catalana, como la libertad, la justicia, el esfuerzo y la solidaridad, que tienen la raíz en la Iglesia cristiana”, dijo por su parte el Presidente de la Generalitat de Catalunya.
Además, y sobre el Año Jubilar, Mons. Herranz afirmó que “el Año Jubilar de los protomártires de Tarragona ha sido clausurado, pero no se clausura, al contrario se proyecta en el futuro, su finalidad evangelizadora, su impulso renovador en las comunidades cristianas y en toda la sociedad”. “Porque es muy necesario impulsar, con nuevo ardor de santidad de vida y de vibración apostólica, el servicio cristiano a la Verdad”. El enviado especial del Santo Padre recordó unas palabras de Su Santidad, Benedicto XVI: “Recordando estas palabras del Apóstol, ha dicho el Santo Padre que el Año Paulino es un año de peregrinación, pero no solamente en el sentido de un camino exterior hacia lugares paulinos, sino también, y sobre todo, en el sentido de una peregrinación con el corazón, junto a San Pablo, hacia Jesucristo”.
Los cantos estuvieron animados por el Coro y Orquesta de los Amigos de la Catedral de Tarragona. En el ofertorio se estreno un motete Non deexit pastor, “No os faltará pastor”, obra del Sr. Josep Enric Peris, que dirigió él mismo.
Después de la comunión, y antes de entonar el Te Deum, en acción de gracias, Mons. Jaume Pujol, arzobispo de Tarragona, dirigió unas palabras a los presentes en el acto: “Los días finales del Año Jubilar han sido de gran intensidad y ricos en dones. Debemos estar agradecidos a los mártires por su espíritu y por su ejemplo. Quiero agradecer al papa Benedicto XVI que nos haya otorgado el Año Jubilar y por el mensaje que nos ha hecho llegar. El Año Jubilar debe ser un impulso para una actividad pastoral más intensa. Quiero dar las gracias, también, a las personas que han colaborado con el Año Jubilar, así como a todas las instituciones y voluntarios que nos han ayudado. Muchas gracias, también, a todos los que habéis venido a la Catedral de Tarragona”.
La interpretación de los Gozos de los santos Fructuoso, Augurio y Eulogio pusieron punto y final a una muy emotiva ceremonia. Al finalizar, en el Pla de la Seu, unos fuegos artificiales llenaron de luz una noche fría en el tiempo, pero de mucho calor humano. La jornada terminó con una recepción en el Palacio Arzobispal.