LA DIVINA LITURGIA GRECOCATÓLICA DE RITO BIZANTINO EN LA CATEDRAL

LA DIVINA LITURGIA GRECOCATÓLICA DE RITO BIZANTINO EN LA CATEDRAL

Fue como un salto atrás en el tiempo. Los cantos en lengua griega sonaron nuevamente a la Catedral durante una función litúrgica. La Divina Liturgia (cómo es conocida la misa entre las comunidades cristianas orientales) volvió a estar presente entre nosotros. La celebración grecocatólica, según el rito bizantino, sorprendió agradablemente a las muchas personas que acudieron a la Catedral y que no la conocían.
No era la primera vez que se celebraba una eucaristía de estas características en la Catedral, ya que durante el anterior Año Jubilar (ahora hace cincuenta) ya hubo una. Y posiblemente, en tiempos remotos, habrían sonado ya estos cantos a raiz que numerosos monjes griegos llegarón a Tarragona en el siglo VII, huyendo de las luchas religiosas que ensangrentaban aquellas tierras, de donde nos trajeron -parece ser- la devoción por santa Tecla. Lo que no se había visto nunca era una celebración según el rito bizantino hecha en lengua catalana y cantos en griego.

Un improvisado iconostasio ante el altar mayor reproducía el ambiente de las iglesias greco-católicas. Desde la sede, el Señor Arzobispo, asistía a la celebración por parte del P. Manuel Nin, rector del Colegio Griego de Roma. Antes de inciar el acto, el P. Nin, revestido al estilo de los sacerdotes greco-católicos, explicó el sentido de la misa según la liturgia de San Juan Crisóstomo.

La Catedral reveló una sonoridad insospechada, que dio un aire de espléndida majestad a los cantos que entonaban a los diáconos y el coro del Colegio Griego y que llenaron los corazones de emoción y de universalidad. Una vez más se hacía presente el pensamiento de san Fructuoso: la Iglesia extendida de oriente hasta occidente.

La impresionante ceremonia fue seguida por un gran número de fieles, los cuales comulgaron mediante las dos especies —pan y vino—, de acuerdo con la costumbre griega.

Hace falta decir que, previamente a la celebración, los miembros del Colegio Griego, encabezados por el P. Nin, monje de Montserrat, visitaron el Palacio arzobispal con el fin de cumplimentar el Señor Arzobispo, el cual los acogió con muestras de afecto y converso largo rato con ellos, invitándolos a visitar el Palacio y mostrándolos el icono de los Santos Mártires que se venera en la capilla. Todos salieron muy complacidos del encuentro.