LAS MISAS JUBILARES DEL FIN DE SEMANA SE CONVIERTEN EN UN FENÓMENO DE MASAS

LAS MISAS JUBILARES DEL FIN DE SEMANA SE CONVIERTEN EN UN FENÓMENO DE MASAS

Antes el reunir a más de mil personas en una celebración litúrgica en la Catedral estaba reservado a ocasiones más o menos señaladas. Ahora, ya es algo habitual en las misas jubilares del sábado y del domingo, donde, como mínimo, se contabilitza un millar largo de personas en cada una de ellas.

Estas misas, a causa de los pañuelos de cuello de los peregrinos, tienen un cariz festivo y multicolor. El día 19 de octubre, por ejemplo, se veían mezclados el rojo de los peregrinos que formaban la expedición del Gogistes catalanes y de los padres y madres de los alumnos de los colegios Aura y Turó, con el azul de las señoras y acompañantes de la congregación de la Soledad, con el verde de las peregrinas de la Asociación de Viudas de Barcelona; eso, sin contar a los numerosos peregrinos individuales que, con los «foulards» también azules, rojos y verdes, no se podían ubicar en ningún grupo concreto a pesar de la coincidencia de colores. Y no olvidemos las numerosas personas que vienen a obtener la gracia del Jubileo, pero no pasan por la Oficina del Peregrino.

Estas notas de color se pueden ver por toda la ciudad: en el Llano de la Seo, escuchando las explicaciones de los guías; en la capilla de San Pablo, venerando la imagen del apóstol que trajo la fe cristiana a estos lares; en el Pretorio, siguiendo el itinerario de los Santos Mártires tarraconenses; o, en el Anfiteatro, orando y emocionándose escuchando la lectura de las Actas martiriales.

La Catedral es cada día un estallido de gozo y de fe que se acentúan los fines de semana. El del día 19 coincidió con el Domingo Mundial para la Propagación de la Fe, el popular Domund, y el Señor Arzobispo, en su cálida homilía, aprovechó para pedir a Dios que en Tarragona florezcan las vocaciones, incluso las misioneras. En otro momento, recordó que el Año Jubilar contempla también la atención a los más pobres y marginados y animó a todo el mundo a ayudar a los Proyectos Sociales emprendidos: el mantenimiento de la Casa de acogida «Sant Auguri», destinada a atender a los transeúntes y sin techo; la puesta en marcha de los proyectos ideados por los misioneros diocesanos en Ruanda y en el Congo; y el apoyo a los cristianos de Tierra Sana. Igualmente pidió rogar por las comunidades cristianas que ahora mismo sufren persecución a causa de su fe.

Conviene recordar que estas eucaristías se caracterizan por ser muy participadas, a lo cual contribuye el coro de los domingos de los Amigos de la Catedral, que dirige habitualmente Mn. Miquel Barbarà, y que cuida de sostener el canto de la asamblea.